Un implante dental es una solución moderna y efectiva para reemplazar uno o varios dientes perdidos. Se utiliza principalmente en casos en los que un diente se ha perdido debido a caries, enfermedad periodontal, traumatismo u otras razones. El objetivo de un implante es restaurar tanto la función masticatoria como la estética de la sonrisa, brindando una opción duradera y segura para los pacientes.

El implante en sí actúa como una raíz artificial, proporcionando una base sólida sobre la cual se coloca un diente nuevo. Gracias a los avances en la odontología, hoy en día los implantes tienen una tasa de éxito muy alta y, cuando se cuidan adecuadamente, pueden durar toda la vida. Desde nuestra clínica dental en barcelona te explicamos las diferencias.

Partes de un implante dental

Para entender mejor cómo funciona un implante dental, es importante conocer sus tres componentes principales:

1. Tornillo de titanio (el implante propiamente dicho): Es una pequeña pieza de titanio que se inserta en el hueso maxilar o mandibular. Este material es biocompatible, lo que significa que el cuerpo lo acepta sin generar reacciones adversas. Con el tiempo, el hueso se integra con el implante en un proceso llamado osteointegración, lo que asegura que el implante quede firmemente anclado.

2. Pilar (conector): Esta pieza conecta el implante con la corona. Una vez que el implante se ha osteointegrado, el pilar se fija sobre el tornillo de titanio y sirve como base para la colocación de la corona o prótesis dental. El pilar puede tener diferentes formas y tamaños según la situación clínica.

3. Corona (el diente artificial): Es la parte visible del implante, diseñada para imitar la forma, color y función de un diente natural. Puede estar hecha de diferentes materiales, como porcelana o zirconio, y se elige según la estética y las necesidades del paciente.

Para más detalles sobre las partes de un implante dental, puedes consultar nuestra entrada de blog específica sobre este tema.

Implantes atornillados vs. cementados: ¿cuál es la diferencia?

Cuando se trata de fijar la corona sobre el pilar, existen dos opciones principales: atornillada o cementada. Ambas técnicas tienen sus ventajas y desventajas, y la elección depende de varios factores, incluyendo la situación clínica y la preferencia del dentista.

1. Implantes atornillados: En este caso, la corona se fija al pilar mediante un pequeño tornillo que la atraviesa, permitiendo un ajuste seguro y removible. Esto significa que, si en el futuro es necesario acceder al implante para realizar ajustes o reparaciones, se puede retirar la corona fácilmente sin afectar la integridad del implante.

2. Implantes cementados: En esta opción, la corona se adhiere al pilar utilizando un cemento dental especial. Este método puede ofrecer una estética más limpia, ya que no se ve el orificio del tornillo, pero presenta una desventaja: si en algún momento es necesario intervenir, puede ser más difícil retirar la corona sin dañarla o causar complicaciones.

En la siguiente imagen se puede observar un caso en el que la corona del premolar es cementada mientras que la corona del canino y la corona de la muela son
atornilladas. En estas últimas, el espacio que va desde la zona suprior de la corona hasta el tornillo, que llamamos comúnmente chimenea, se aísla con un poco de teflón y se cubre con una resina fotoplimerizable del mismo color del diente (tal y como se puede ver en el canino).

¿Cuál es la mejor opción?

En nuestra clínica preferimos utilizar coronas atornilladas siempre que sea posible. Una de las razones principales es que esta opción facilita el acceso al implante en caso de que surja algún problema, como la necesidad de realizar ajustes o mantenimiento a largo plazo. Además, la opción atornillada permite una manipulación más sencilla y segura del implante sin comprometer la estructura del mismo.

Aunque las coronas cementadas también son una opción viable y pueden ser adecuadas en algunos casos específicos, creemos que la capacidad de retirar y ajustar la corona sin dañar el implante ofrece una ventaja significativa a largo plazo. Es importante que cada paciente entienda las diferencias entre estas opciones y discuta con su dentista cuál es la mejor para su caso particular.